Acabamos de celebrar el día de la independencia de este país. Indudablemente que siempre es, y será, una bendición poder celebrar el poder vivir en libertad. Muchos países, como los Estados Unidos, con la celebración de la independencia, celebran la libertad de no estar ya sometidos a otro país o a una forma de gobierno externa bajo la cual estuvieron viviendo. Y entonces el pasado 4 de julio se celebró que Estados Unidos es un país libre y soberano el cual tiene derecho a su propio gobierno, tiene su propias leyes, y su propio territorio. En otras palabras, que Estados Unidos es un país libre. Todas estas cosas son buenas razones para celebrar porque la libertad es un derecho universal al cual todos los seres humanos deberían de tener acceso. Sin embargo, ustedes y yo sabemos que, desafortunadamente, esta no es una realidad para todos los seres humanos, y por eso quisiera hacer una pequeña reflexión en cuanto a este tema de la libertad porque la libertad que estamos invitados a celebrar va mas allá de un hecho del pasado y que está en el calendario como algo que pasó.
La libertad va mas allá de una fecha en el calendario. La libertad tiene que ver con el hecho de respetar la dignidad de todos los seres humanos. Y es obligación de todos cuidar esa libertad porque cuando se es libre se está reconociendo que somos personas con una dignidad que Dios nos dio. Obviamente hay algunas personas que han infringido la ley (cuyo propósito es el bien común y que haya un orden social), y por lo tanto a esas personas se les priva de la libertad. Estas leyes se aprueban en las diferentes sociedades de acuerdo a cada país.
Yo creo que es muy bonito celebrar la libertad, pero como cristianos deberíamos de preocuparnos por buscar que todas las personas sean libres en donde quiera que se encuentren. Hay que velar que nuestros hermanos sean libres de la miseria en las que los sistemas económicos las han sometido. Que sean libres de escoger el lugar donde quieren vivir, donde puedan estudiar, donde tengan los servicios básicos a los que una persona, por el simple hecho de ser persona, tiene derecho y debería de tener acceso. Hay que ayudar a nuestros hermanos y hermanas a que se liberen de gobiernos corruptos y mentirosos que les han negado la oportunidad de vivir como personas con dignidad. Para esto conviene recordar que la libertad y el respeto a la dignidad son derechos que Dios nos ha dado. Qué triste es ver en las noticias tanta desigualdad, tanta pobreza, tanto interés por poner en primer ligar lo económico y dejar en segundo lugar a los seres humanos. Que triste es ver imágenes como la imagen que vimos hace unos días de los inmigrantes salvadoreños (padre e hija) que murieron ahogados en el Rio Bravo solamente por el hecho de buscar vivir con dignidad y con libertad.
Mi intención no es hacer de este tema de controversia política. Pero creo yo que la
libertad es un derecho que Dios nos ha dado a todos. Y para los que creemos en Cristo Jesús, es una responsabilidad luchar por cuidar que las personas realmente vivan con libertad y que su dignidad se respete en todos los lugares y a todos los seres humanos. Ojalá que la celebración del día de la independencia, lo cual evoca libertad para nosotros, no sea solamente una celebración anual en el calendario, sino que nos comprometa, como Cristianos, a cuidar la libertad de todos, a luchar por ella, y a derribar todas aquellas cosas, ideologías, sistemas y estructuras de toda índole que impiden la libertad. San Pablo dice en la carta a los Gálatas que “Cristo nos liberó para ser libres.” Luchemos por mantener esta libertad que Cristo nos ha conseguido.
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